miércoles, 18 de febrero de 2015

Historia e histeria

En Los malos no ríen (El País, 08/01/2015), Javier Pérez Andújar escribe lo siguiente:

… trabajaba en el parque del Retiro de Madrid un titiritero […] Como se llamaba Manuel de la Rosa escribió un libro titulado ‘Manual de la risa’ por Manuel de la Rosa…

En el crucigrama de Mambrino (mismo periódico y día), la segunda definición del 1 vertical es ‘Corriendo mucho por Castilla, a toda…’. Y la respuesta es: pastilla

¡Vaya coincidencia! Dos paronomasias en el mismo periódico el mismo día. ¡Es todo un hallazgo! Para un ludolingüista ojo avizor siempre a la caza de buenas presas, se trata de una circunstancia muy interesante.

Unas semanas después, en publico.es, apareció el siguiente titular (el subrayado es mío):


Se habla de paronomasia cuando dos palabras de la misma extensión se diferencian solamente por una letra.

Suele ser sencillo encontrar parónimos en palabras cortas, de cuatro o cinco letras. Un ejemplo es la serie paso peso piso poso puso, donde solo cambia la vocal (ver Ba, be, bi, bo, bu y Ma, me, mi, mo, mu, para descubrir cómo aprovechar las series de este estilo).

Otro ejemplo es bardo cardo dardo fardo nardo sardo tardo, donde cambia la primera consonante.

El juego se va complicando a medida que se incrementa el número de letras. Lo cual es lógico, por cierto. Y uno, al que le van las complicaciones lingüísticas, que, dicho sea de paso, también son divertidas, se entusiasma cuando va encontrando parónimos más largos:

– De 6 letras: idioma | idiota, collar | callar…

– De 7 letras: cerveza | certeza…

– De 8 letras: invierno | infierno, sociedad | suciedad…

– De 9 letras: pesadilla | peladilla…

¿Te animas a seguir? ¡Venga! ¡A ver hasta qué número de letras llegas!
 
Tampoco hace falta que los parónimos sean totalmente académicos. Con que sean comprensibles vale. Por ejemplo:

– De 11 letras: iconoclasta | iconoplasta

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